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Efectivamente, se sale de mi presupuesto unos nuevos. Malos tiempos para los asalariados.
Espero que estas fechas sean propicias para que aquellos que os hayáis encontrado unos crampones debajo del árbol de navidad y no sepáis si son una parrilla para la barbacoa o algún tipo de fetiche sadomaso, tengáis la oportunidad y el gesto solidario de venderlos a un buen postor como yo.
Si por otro lado eres hijo, nieto o bisnieto, de montañero legendario y quieres quitarte trastos de casa, decirte que, a no ser que sean los crampones de Mallory o Irvine, sólo te podré pagar la chatarra al peso.
Para el resto de supuestos, animaros a poner vuestra oferta. Será bienvenida
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