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El alpinista francés Jean-Christophe Lafaille, que se había embarcado en un intento de ascensión invernal en solitario del pico Makalu (8.463 metros de altura), en Nepal, se encuentra desaparecido y sus familiares temen que haya sufrido un accidente. Lafaille está considerado uno de los más grandes alpinistas franceses.
Los familiares del alpinista, de 39 años, explicaron a diferentes medios de comunicación que no tienen noticias suyas desde hacía más de 24 horas, y que aunque en un primer momento quisieron pensar en una avería de su teléfono, ahora se decantaban por un accidente.Por eso pidieron que se lanzaran operaciones de búsqueda con helicóptero y con avión y contactos con el campo base a 5.300 metros de altura, donde hay un cocinero y dos porteadores que podrían aportar informaciones valiosas sobre el recorrido del montañero.
El meteorólogo Yan Giezendanner, que le servía al montañero de asistencia a distancia en su expedición, explicó a la emisora de radio “France Info” que “la hipótesis más probable” es que se cayera en una grieta, ya que en la zona que debía atravesar había muchas.
Giezendanner subrayó que Lafaille es “un alpinista de muy alto nivel” pero que en una situación como la actual, las autoridades nepalíes carecen de helicópteros que puedan llegar hasta una altitud como la que se sabe que llegó, a unos 7.600 metros.
Recordó que el mismo alpinista había señalado que era consciente de que “si me ocurre algo por encima de los 7.000 metros, nadie vendrá a socorrerme”, porque los tres nepalíes que le acompañaron hasta el campo de base, a 5.300 metros, no son especialistas de la alta montaña.
El último contacto con Lafaille con su mujer se produjo el pasado jueves, cuando el alpinista se encontraba a 7.600 metros, en vísperas de acometer el asalto al Makalu, un pico de 8.463 metros de altura.
Había salido del campo base el martes y las dos noches siguientes las pasó a 6.000 y a 6.900 metros respectivamente.
Lafaille está considerado actualmente como uno de los más grandes himalayistas del mundo, y el más reputado escalador francés.
En 1992 se vio envuelto en un tráfico accidente cuando escalaba junto a Pierre Beghin la cara sur del Annapurna y su compañero sufrió una caída mortal a unos 7.000 metros de altitud. Suspendido por una cuerda, Lafaille fue capaz de recuperar el material de alpinismo y regresar en solitario al campo base en épico descenso de cinco días.
Apenas tres años después, en 1995, se hizo mundialmente conocido entre los escaladores al encadenar en solitario y en sólo 16 días las 10 más peligrosas paredes de los Alpes, entre ellas el Eiger y las Grandes Jorasses, desplazándose entre ellas a pie y con esquíes.
Un año después, Lafaille logró ascender a dos cumbres de más de 8.000 metros en solitario, el Gasherbrum II (8.035 metros) y el Gasherbrum I (8.068 metros). Hace dos años, se convirtió en el primer alpinista del mundo que lograba hacer una cumbre de más de 8.000 metros en solitario y en invierno, algo hasta entonces considerado totalmente imposible.
Lafaille no es el único himalayista francés de su generación desaparecido en el Himalaya. Además de la muerte de Beghin en el Annapurna en 1992, hay que contabilizar las muertes de Benoît Chamoux (13 ‘ochomiles en su haber), que falleció descendiendo de la cumbre 14, el Kanchenjunga, en 1995); Chantal Mauduit (6 cumbres de maŽs de ocho mil metros), muerta en una avalancha en el Dhaulagiri; y Eric Escoffier (otros seis ‘ochomiles’), desaparecido tres meses más tarde en el Broad Peak.
Transcripción de las últimas noticias en su página web:
El francés Jean-Christophe Lafaille lleva tres días desaparecido en el Makalu, después de que no haya dado señales de vida desde la víspera de su ataque a la cima del ochomil desde su campo de altura a 7.600 metros.
“Pedí un reconocimiento en helicóptero y también con un pequeño avión, pues el helicóptero no puede subir más allá de una determinada altitud”, dijo la mujer y representante del alpinista, Katia Lafaille.
El vuelo de búsqueda tendría que producirse mañana, según autoridades gubernamentales francesas. Todavía se mantiene la esperanza de que el francés haya tenido una avería total en sus sistemas de transmisión y sea incapaz de ponerse en contacto con sus allegados.
De hecho, Lafaille estaba directamente en contacto con su cuartel general en Francia a través de un teléfono satélite, y no con su campo base, donde sólo le esperan un cocinero y dos porteadores.
Al parecer, la última comunicación se produjo el día antes de realizar el asalto a la cima, previsto para el viernes. El mismo día del ataque ya no hubo contacto, si bien en un primer momento la justificación fue un fallo en los sistemas de transmisión, pues la última comunicación había sido muy débil a causa del mal estado de las baterías.
Las condiciones meteorológicas eran difíciles, con temperaturas de hasta 30 grados bajo cero. “Pero se sentía en forma y motivado”, aseguró Katia Lafaille, que también reconoció que en los últimos días, el alpinista no había prácticamente dormido a causa del frío y la altitud.
“Le vamos a considerar desaparecido. Las opciones de reencontrarlo existen, pero son ínfimas”, reconoció Yan Giezendanner, meteorólogo encargado de facilitar los partes al francés desde Chamonix. “Pensamos realmente que no hay esperanza”, añadió después.
Lafaille buscaba en el Makalu su decimosegundo ochomil, además de la primera ascensión invernal de la montaña, de 8.462 metros. El escalador galo ya tuvo que retirarse en mayo del año pasado en la misma montaña en su intento de abrir una nueva ruta hasta la cima por la desconocida cara norte.
El francés ascendió en diciembre del año pasado, también en solitario, la cara sur del Shisha Pangma. Entonces, Lafaille reclamó para sí la primera escalada invernal del ochomil, pese a que el 11 de diciembre no se considera aún, por calendario, invierno.
Todo parece indicar que se nos ha ido otro de los grandes. Eso sí, él podrá decir bien alto que ha vivido la vida con total intensidad.
Un helicóptero sobrevoló hoy el Makalu, pero sólo halló la tienda de su último campo de altura “sin ningún signo de vida”.
Malas noticias desde Nepal. El helicóptero que hoy (31 de enero) ha sobrevolado la vertiente noroeste del Makalu buscando algún rastro del alpinista francés Jean Christophe Lafaille (39 años, 11 ochomiles), desaparecido desde el pasado jueves día 26 en la vía normal durante su ataque a cima, ha vuelto sin nada positivo.
Tras varias realizar varias pasadas, sólo han podido divisar la tienda de su último campo de altura, pero “sin ningún signo de vida”, ha declarado Serge Koening, profesor de la Escuela francesa de esquí y alpinismo, y encargado de coordinar las tareas de búsqueda y rescate con el Ministerio de la Juventud y Deporte francés.
Ayer día 30, un primer vuelo de reconocimiento (en avión), fletado por “entorno” del alpinista francés, anunció a su regreso a Katmandú que sólo avistaron una tienda roja por encima de los 7.000 m, también sin actividad en ella, y sin siquiera poder asegurar que perteneciera al francés. Lafaille inició a principios de diciembre su intento de lograr la primera invernal de la montaña (todavía pendiente), en solitario, y el martes 24 de enero lanzaba su tentativa de cumbre. Dos días después se perdía todo contacto con él.
En declaraciones a medios franceses, el propio Koening daba por desaparecido al francés, asegurando que “hay que rendirse a la evidencia. No se puede hacer más”. Koening ya auguró con anterioridad que “médicamente hablando, el plazo máximo para la supervivencia de un ser humano a 8.000 metros es de cinco días, y contando con las mejores condiciones posibles”.
Ese plazo ya estaba cumplido, y además en condiciones de pleno invierno (hasta -30 grados y fuertes vientos), y tampoco los intentos por localizar por aire a Lafaille (algo que salvó a Tomaz Humar en el Nanga este verano) han dado sus frutos.
Las últimas declaraciones de su esposa Katia aparecidas esta misma mañana en la prensa digital gala parecían asumir ya la desaparición de Lafaille, asegurando que volaría mañana mismo a Nepal “para dar el último adiós” a su marido. Se espera que el 4 de febrero llegue al campo base para recoger sus efectos personales, y erigir un pequeño monumento en su memoria.
“Hoy es 1 de febrero y parto hacia Nepal.
El 4 de febrero haré un reconocimiento en helicóptero del Makalu (el mismo que hicieron ayer 31 de enero). Intentaré aún encontrar las huellas de mi marido en la inmensidad del Himalaya y le diré “Adiós” de parte de sus pequeños muchachos Tom…y Jeremi.
Después recuperaré su equipo del campo base antes de volver a Katmandú.
Gracias por el homenaje que habéis rendido a Jean Christophe, un padre, un marido, un alpinista excepcional e irremplazable”.
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